jueves, 4 de diciembre de 2008

No me lo vas a poder creer...

En estas noches blancas de insomnio me suele agarrar hambre cuando estoy a punto de irme a dormir. Así que hace unas horas fuí, como de costumbre, a buscar alguna cosita para comer, una galletita o algo...
Fui hasta el mueble de proviciones, que se encuentra en el comedor. Como es de noche, pero hay algo de luz, ni me gasto en prender la lámpara. Así que agarré uno de esos mini alfajores jorgito de leche que vienen en un paquete de a varios. En la penumbra, le mandé un tarascón. No sabía muy bien, notaba algo raro... Cuando llegué a mi cuarto, en el que estaba la luz prendida, veo el alfajor: estaba podrido, o rancio, o con ese moho feo que se le pega a la comida con el calor. Rápidamente fuí hasta el baño a escupir los restos que me quedaban en la boca, tratando de vomitar (en vano). Busqué en internet qué hacer en estos casos. Probé con el "antídoto universal casero" (anoten o memoricen, nunca se sabe...): taza de té bien cargado (le mandé 2 saquitos) y pan tostado casi quemado. Digerí con gusto esa medicina cual musaraña hambrienta...
En fin. Mi estómago hace ruidos guturales y siento unos escalofríos raros.
Lección número uno: nunca comas alimentos en la oscuridad.
Lección número dos: tené cuidado con lo que comprás en estas épocas de calor infernal (ya me había pasado hace un mes comprar con mi novio un paquete de pan para hamburguesas para salir de un apuro, y tenía ese moho verde feo. Respuesta del almacenero - léase con voz de fingida sorpresa - : "Ahhh debe haber quedado del recambio!!" ).

PD: Si sobrevivo, mañana, es decir hoy en algunas horas, voy al Salón Pueyredón con una amiga. Ya les contaré sobre eso.... Espero!

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