Hace mucho que no pasaba por acá a escribir. Es que ultimamente más que escribir, me ocupé de leer, y eso se nota en mis últimos posts. Igualmente no soy de escribir mucho en el blog, prefiero hacerlo en cuadernos. De hecho, la mayoría de mis escritos subidos al blog, previamente estuvieron en papel.
Qué querés que te diga, soy de la vieja escuela. Aquella que no convertía todo en un acto exhibicionista, al estilo de "Hoy me tiré un pedo y me gustó el olor". Está bien, está bárbaro... Si te gusta, hacelo. Es un campo totalmente libre, tan libre como para escribir este tipo de giladas como la que estoy escribiendo en este preciso momento. Pero me cansa leer cosas por el estilo en todos lados. Me cansan los diarios íntimos, o los que creen que hasta el más mínimo detallito de su vida puede ser interesante.
A veces me pregunto cómo a la gente le gusta tanto exhibirse: tipo en fotologs, facebook (cosas que no tengo ni pienso tener, de pedo tengo blog, y bastante anónimamente!!). Es una cuestión muy yo, muy ego, y muy poco de todo eso que sale es interesante. Hay de todo, obviamente, pero hablo de la gran mayoría. La impresión que me da todo esto es la gran soledad (en estos casos es una soledad no asum¡da) en que estamos inmersos todos los seres humanos. No importa que te fotografíes en cien paisajes diferentes, en veinte fiestas cada finde, que tengas en tu lista de amigos a quinientas personas... es un escapismo terrible y fugaz. Porque, decime: ¿a cuánta de esa gente conocés?, ¿cuanta gente te vino a ayudar cuando, ponele, te estuviste cagando de hambre, o tal vez, ponele, cuando necesitabas hablar con alguien, hablar de verdad? Si la respuesta es casi nadie, o muy pocas, o lo que es peor, ninguna, estas en problemas.
Me parece que los momentos más lindos, los más memorables, las mejores charlas, las mejores anécdotas, se viven siempre en suma intimidad. Y si las querés exhibir, sin la más mínima selección ni gracia, pierden la mitad de su encanto. Las mayores complicidades son aquellas que no se dicen, es como una telepatía, que no se compara para nada a este escapismo fugaz del que hablaba.
Es una era muy big mac. Y no me va.
Y todo esto sale de venir a escribir que no estoy escribiendo... ehhhhhh
Mejor me voy a seguir leyendo Los lanzallamas...
Qué querés que te diga, soy de la vieja escuela. Aquella que no convertía todo en un acto exhibicionista, al estilo de "Hoy me tiré un pedo y me gustó el olor". Está bien, está bárbaro... Si te gusta, hacelo. Es un campo totalmente libre, tan libre como para escribir este tipo de giladas como la que estoy escribiendo en este preciso momento. Pero me cansa leer cosas por el estilo en todos lados. Me cansan los diarios íntimos, o los que creen que hasta el más mínimo detallito de su vida puede ser interesante.
A veces me pregunto cómo a la gente le gusta tanto exhibirse: tipo en fotologs, facebook (cosas que no tengo ni pienso tener, de pedo tengo blog, y bastante anónimamente!!). Es una cuestión muy yo, muy ego, y muy poco de todo eso que sale es interesante. Hay de todo, obviamente, pero hablo de la gran mayoría. La impresión que me da todo esto es la gran soledad (en estos casos es una soledad no asum¡da) en que estamos inmersos todos los seres humanos. No importa que te fotografíes en cien paisajes diferentes, en veinte fiestas cada finde, que tengas en tu lista de amigos a quinientas personas... es un escapismo terrible y fugaz. Porque, decime: ¿a cuánta de esa gente conocés?, ¿cuanta gente te vino a ayudar cuando, ponele, te estuviste cagando de hambre, o tal vez, ponele, cuando necesitabas hablar con alguien, hablar de verdad? Si la respuesta es casi nadie, o muy pocas, o lo que es peor, ninguna, estas en problemas.
Me parece que los momentos más lindos, los más memorables, las mejores charlas, las mejores anécdotas, se viven siempre en suma intimidad. Y si las querés exhibir, sin la más mínima selección ni gracia, pierden la mitad de su encanto. Las mayores complicidades son aquellas que no se dicen, es como una telepatía, que no se compara para nada a este escapismo fugaz del que hablaba.
Es una era muy big mac. Y no me va.
Y todo esto sale de venir a escribir que no estoy escribiendo... ehhhhhh
Mejor me voy a seguir leyendo Los lanzallamas...